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«Un monje le preguntó a Shigui:
–¿Cuál es el primer principio?
–Lo que acabas de preguntar es el segundo principio –contestó Shigui.»
(De la tradición Zen china.)
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«El Tao que se puede decir no es el verdadero Tao.»
(Del Tao Te Ching.)
«Un monje le preguntó a Shigui:
–¿Cuál es el primer principio?
–Lo que acabas de preguntar es el segundo principio –contestó Shigui.»
«El Tao que se puede decir no es el verdadero Tao.»
«–Sin duda –dijo–, las grandes montañas del mundo serían un buen remedio contra el descontento y la ambición de nuestros tiempos, si los hombres lo conocieran. En estos montes está la fuente de la sabiduría. Están arraigados profundamente en el tiempo. Conocen las costumbres del sol y del viento, los pies ardientes del rayo, el hielo que rompe, la lluvia que cubre con su manto, la nieve que rodea su desnudez con una sábana más suave que si fuera de linón fino; y si bien su gran filosofía no se pregunta si es una sábana nupcial o una mortaja, ¿acaso no se justifica su calma despreocupada a cada año que transcurre, y no es un ejemplo que deberá hacernos olvidar y reírnos de nuestros cuidados?, a nosotros, niños del polvo, niños de un día, que nos cargamos con tantas cargas y cuidados, con miedos, deseos y maquinaciones tortuosas de la mente, de modo que nos hacemos viejos antes de tiempo y nos cansamos antes de que se cumpla el breve día y nos coseche la guadaña como premio de nuestras fatigas.»