
«E Ilúvatar habló a Ulmo, y le dijo: –¿No ves cómo aquí, en este pequeño reino de los Abismos del Tiempo, Melkor ha declarado la guerra contra tu provincia? Ha concebido un frío crudo e inmoderado, y sin embargo no ha destruido la belleza de tus fuentes, ni la de tus claros estanques. ¡Contempla la nieve y la astuta obra de la escarcha! Melkor ha concebido calores y fuegos sin restricción, y no ha podido marchitar tu deseo ni ahogar por completo la música del mar. ¡Contempla más bien la altura y la gloria de las nubes, y las nieblas siempre cambiantes! ¡Y escucha la caída de la lluvia sobre la Tierra! Y en estas nubes eres llevado cerca de Manwë, tu amigo, a quien amas.De la Ainulindalë, en: J. R. R. Tolkien, El Silmarillion, Minotauro, Barcelona, 1998, p. 19.
Respondió entonces Ulmo: –En verdad, mi corazón no había imaginado que el agua llegara a ser tan hermosa, ni mis pensamientos secretos habían concebido el copo de nieve, ni había nada en mi mùsica que contuviese la caída de la lluvia. Iré en busca de Manwë; ¡y juntos haremos melodías que serán tu eterno deleite!– Y Manwë y Ulmo fueron desde el principio aliados, y en todo cumplieron con fidelidad los propósitos de Ilúvatar.»
[La foto (detalle) es de un amigo. Gracias, Andrés.]