"En el corazón de la fe cristiana está la convicción de que, cuando se acepta la muerte en un espíritu de fe, y cuando la vida entera está orientada a la entrega de sí misma, de modo que al final uno la devuelva alegre y libremente en manos de Dios el Creador y Redentor, entonces la muerte se transforma en un logro. Uno vence a la muerte con el amor; no con la propia virtud heroica de uno mismo, sino tomando parte en ese amor con que Cristo aceptó la muerte en la Cruz."
Esto me hizo pensar en el "consumatus est" de la mujer silenciosa. Me sonaba al Evangelio y buscando un poquito encontré que claro, son las últimas palabras de Jesús en la cruz, en el Evangelio de Juan: "Todo está cumplido" (Jn 19, 30). A la vista de esto, puedo interpretar que la mujer silenciosa devuelve la vida alegre y libremente porque ha llegado el momento y, de esa manera, la muerte se transforma en una victoria (o un acto de amor), en lugar del final angustioso que es para el caballero, cuya preocupación única es lo que le espera después. Él busca seguridades porque no quiere acabarse; ella no busca nada, se entrega, superando su miedo a desaparecer, olvidándose de sí misma.
Si la cosa es así, que no lo sé, se podría decir que la película es profundamente religiosa, pese a las apariencias. En todo caso, permite esa lectura y esa reflexión y, definitivamente, da para profundizar muchísimo más. Pero, volviendo al texto de Merton, la cosa se podría resumir en esto:
"Pero, una vez más, la fe cristiana no pretende responder a la pregunta '¿Qué pasa después de la muerte?' Más bien contesta a la pregunta: ¿qué es la muerte? ¿Qué significa la muerte, en mi existencia, ahora?"
Así que, parece, todos podemos ser el caballero o la mujer. A nosotros nos toca elegir entre luchar o aceptar, ahora, es decir en cada momento. ¿Cuál es mi actitud ante la presencia de la muerte en mi vida, ahora? Esto es un asunto para la reflexión privada de cada cual. Lo que no quita para que anote aquí algunas ideas que me vienen, de algunos autores.
Ahí está, siempre unos pasos por detrás, como decía el don Juan de Castaneda, y un día te tocará en el hombro. Es una amiga, o habría que verla como una amiga, creo yo, porque su presencia es maestra. También el miedo a ella es maestro. Para Neil Gaiman, la Muerte no te juzga, sólo te acompaña, te quiere y te comprende, te acepta como eres y, cuando la veas al final, la reconocerás y recordarás que tú también la amas. Esto lo plasmó con gran sensibilidad en The Sandman y en las dos series de Muerte. Para don Juan, en su lenguaje, vivir conscientemente la realidad de la muerte es vivir como guerrero. En cristiano, es justo lo contrario, abandonar toda lucha; pero creo que se trata de lo mismo, en el fondo. Vivir teniendo en cuenta la muerte, no fingiendo que no está. La "carne" es débil, sin embargo, y se esfuerza por cerrar los ojos, huir. Pero todo pasa deprisa, y no hay tregua. El asunto de la muerte está ahí, lo miremos o no.
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