viernes, 2 de noviembre de 2007

Nicky, la aprendiz de bruja

Hayao Miyazaki es uno de los artistas más fascinantes cuya obra estoy teniendo la fortuna de conocer. En sus películas hay algo que no he encontrado en ningún otro autor, algo que no sé si sabría definir; tiene que ver con ello ese amor por el detalle, por los paisajes y por cada uno de los personajes, incluso los "malos" (que no suelen resultar absolutamente tales a la postre), un amor que trasciende la simple excelencia técnica; también ese tono onírico, esas escenas que te dejan con la boca abierta por su extraña y desconcertante belleza; la sabiduría y los valores que transpiran; pero, sobre todo, creo que se trata de esa visión luminosa de la vida, de algún modo siempre llena de esperanza y de una alegría inocente, que lo aleja del tono general del arte posmoderno. Por supuesto, dentro de su filmografía hay variedad de registros.

Hernán de Esperando nacer ofrece una excelente presentación de su obra y la de Isao Takahata en la sección de su sitio dedicada al Estudio Ghibli.
Hasta ahora había disfrutado de La princesa Mononoke, El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro y El castillo ambulante, cada cual más fascinante. Majo no takkyubin (1989) –trasladado al inglés como Kiki’s Delivery Service y al español como Nicky, la aprendiz de bruja– es otra maravilla. Kiki (o Nicky) es una joven aprendiz de bruja que se independiza y sale al mundo (volando en una escoba) para formarse. Logra establecerse con un negocio de mensajería aérea y entra en relación con personas de distinto carácter lo que, claro, la obligará a buscar su propio lugar.

Si bien puede resultar más dulzona que otras, todo aquello que admiro en Miyazaki está presente. Como en todas, se dice mucho más de lo que se ve a primera vista, muchas veces sin palabras. Sólo aparentemente para niños (¿y qué si lo es?), posee algún diálogo de lo más sabroso, como éste:

«–Antes podía volar sin pensar siquiera en ello. Ahora intento buscar en mi interior y entender cómo lo hacía, pero no consigo averiguarlo.
–Bueno, puede ser que estés intentándolo demasiado. Tal vez deberías darte un respiro. (...) Deja de intentarlo. Da largos paseos, contempla el paisaje, duerme la siesta, no pienses en volar, y cuando menos lo esperes estarás volando de nuevo

O éste otro:

«–Cuando yo tenía tu edad, ya había decidido convertirme en artista. Me encantaba pintar. Pasaba el día pintando hasta que me dormía sobre el caballete. Y, de repente, por alguna razón, no pude volver a pintar. Lo intentaba, pero nada de lo que hacía me parecía bueno. (...) Sentía que había perdido mi habilidad. (...) Pero encontré la respuesta. No sabía para qué o por qué quería pintar. (...) Cuando tú vuelas, confías en tu interior, ¿verdad?
–Volamos con nuestro espíritu.
Confiar en tu espíritu, sí. De eso es exactamente de lo que hablo. Es el mismo espíritu que me hace pintar a mí o hacer pan a tu amiga. Pero cada uno tenemos que encontrar nuestra propia inspiración, y a veces no es nada fácil.»

¿Por qué pierde Kiki sus poderes? Pierde la capacidad de volar cuando esa actividad se convierte en una rutina, en un medio para conseguir un fin: ganar dinero mediante su servicio de mensajería aérea. ¿Cuándo los recupera? Cuando da el paso de abrirse al otro y hacer lo que sabe hacer no ya para sí misma, sino por los demás; es decir, cuando cambia su disposición interior y, en su hacer, confía en el Espíritu. En definitiva, Kiki está aprendiendo a vivir. Y a aceptar las pérdidas y las limitaciones; en este sentido, hay un detalle curioso al final: el gato sigue sin hablar, lo que significa la pérdida de su comunicación especial (acaso también de la niñez), ante lo cual ella, tras un primer momento de tristeza, sonríe y acaricia. Precioso.


Un amor simple, desnudo de muchos de los velos que en Occidente le hemos ido superponiendo, impregna la obra de Miyazaki. Esto da a sus películas, en mi opinión, un valor inestimable dentro del arte contemporáneo. Pero, dejando de lado las estimaciones, lo que cuenta aquí es sentarse, dejarse querer por su paleta de colores, respirar aire fresco con sus personajes, disfrutar de los silencios y las escenas sin finalidad aparente, saborear.

1 comentario:

  1. Comentarios a la entrada en su anterior ubicación:


    Autor: ana m.

    de blog en blog y tiro porque me toca, y desde "elros" al tuyo. veo que tienes enlazado a vicente rubio... tenemos lazos literarios en común.

    besitos :)

    Fecha: 04/11/2007 15:43.


    Autor: Daniel

    Viendo tu blog desde Einbahnstrasse, pienso que seguro que nos hemos visto por ahí. Gracias por visitar y bienvenida.

    Fecha: 04/11/2007 16:41.


    Autor: Filousia

    Menos la de Kiki, he visto todas las que comentas, y creo que alguna más que no logro recordar. Mi favorito es Totoro :-) Un mundo muy singular el de Miyazaki... Me hace disfrutar.

    Fecha: 05/11/2007 17:01.


    Autor: rafa
    película preciosísima!! ya lo has dicho todo :)

    ahora tienes que ver haru en el reino de los gatos y como clima parecido yo sólo encuentro paralelismos en los cómics de taniguchi. ¿has leído alguno? si es que no házte con "barrio lejano", "el olmo del cáucaso", "el caminante" o "tierra de sueños" que si bien no es lo mismo sí es parecido.

    ¿habías leído persépolis antes de ir al cine?

    saludos!

    Fecha: 05/11/2007 20:19.


    Autor: Daniel

    Filousia, un placer leerte por aquí. Creo que Kiki no te decepcionará si te animas a verla. Totoro es una maravilla; para mí, verla fue algo mágico, más si cabe que con Chihiro. Y dentro de poco tendremos una nueva obra de arte de Miyazaki-san: Ponyo. ¡A disfrutar!

    Fecha: 05/11/2007 23:13.


    Autor: Daniel

    Rafa, me apunto Haru. De Taniguchi no he leído nada, y me vienen muy bien los cómics que me recomiendas, porque ando bastante perdido.

    Qué va, fui a ver Persépolis sin haber leído el cómic, y me encantó. Tanto, que en cuanto pueda creo que me haré con la versión cómic, porque promete en papel aún más que en el cine.

    Muchas gracias por las recomendaciones, y por la visita. No sé si te lo he comentado alguna vez en Microphones, pero me encantó el disco de Raro & Apenino. ¡Un saludo!

    Fecha: 05/11/2007 23:40.


    Autor: rafa

    ya verás como leer persépolis es alucinante! y de taniguchi poco o nada que decir, tan solo que te envidio sanamente :)

    y gracias por tus comentarios del disco :)

    abrazos!

    Fecha: 06/11/2007 23:10.

    ResponderEliminar