«Efectivamente, la publicidad más actual utiliza como recurso predominante el de la persuasión emocional, basada en la identificación del consumidor potencial con un esterotipo que se considera prestigioso o deseable dentro de un determinado grupo, y con la recompensa psicológica que se deriva de verse incluido en él. Tanto el enfoque como las estrategias utilizadas son claramente de tipo subjetivo. Conviene recalcar que la naturaleza subjetiva de este tipo de persuasión está anclada en estereotipos sociales, es decir, en conjuntos de representaciones ampliamente compartidas y valoradas positivamente por los miembros de una determinada cultura. Los estudios de mercado se dirigen, precisamente, a conocer cuáles son estas representaciones y cuáles son los comportamientos que se asocian con ellas.»Este tipo de publicidad, que es consecuente con los valores que sustentan al sistema y que el sistema promueve para su sustento, explota las estrategias de persuasión emocional para provocar la identificación psicológica del potencial consumidor. "Necesitas esto, qué sería tu vida sin aquello". Si se observan algunos anuncios con especial atención y sentido crítico, se hace difícil contener la repugnancia, pues llegan a pervertir hasta las más altas de las aspiraciones o ideas del ser humano, reorientándolas hacia el puro consumismo sin piedad. No hay decoro.
Continúa la autora apuntando que no siempre fue así:
«Desde sus inicios hasta hace aproximadamente 30 o 40 años, la publicidad trataba de destacar las propiedades positivas del producto que se anunciaba: apostaba, en cierto sentido, por la persuasión racional, ofreciendo razones objetivas para comprar el producto o utilizar el servicio anunciado.» (M.ª Victoria Escandell Vidal, La comunicación, Gredos, Madrid, 2005, p. 102.)Una publicidad como aquella sin duda trataría a las personas con cierto respeto; tendría en cuenta la libertad (al menos teórica) del individuo y su (supuesta) madurez para decidir en función de sus necesidades. Pero en las condiciones actuales, ¿dónde está el respeto en esa relación? Si constantemente se promueve la identificación inconsciente del individuo con estereotipos y la adquisición de necesidades ficticias que multiplican la insatisfacción y estrechan el campo de visión, ¿dónde está la libertad?
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